Elbphilarmonie: su historia
La historia de la Elbphilharmonie es digna de los mejores guionistas de Hollywood. A principios de este siglo el boom de internet llegó a Alemania y el estado de Hamburgo planteó construir un centro con numerosas oficinas en la vieja zona portuaria (HafenCity) para las nuevas empresas tecnológicas. El Kaispeicher A, un inmenso almacén construido originalmente en 1875, destruido en la Segunda Guerra Mundial y reconstruido en 1963, había ido perdiendo su utilidad debido al creciente número de contenedores usados en el comercio marítimo; su ubicación resultaba muy atractiva.
Sin embargo, el arquitecto Alexander Gérard y su esposa, la historiadora de arte Jana Marko, no plantearon la demolición del histórico Kaispeicher A: “Éramos de la opinión de que una zona como el HafenCity no debería presentarse simplemente con un edificio de oficinas banal en el lugar más hermoso de Hamburgo, sino más bien con una declaración cultural”.
Cómo surge la idea
La idea de la Elbphilharmonie en el HafenCity de Hamburgo empieza por tanto hace veinte años. En 2001, Gérard presentó al Senado el proyecto de construir una sala de conciertos sobre el emblemático edificio Kaispeicher A. La ciudad hanseática inicialmente se opuso a esta sugerencia, pero a medida que los medios informaron sobre la idea de Gérard, se tomó la decisión de llevar adelante el plan de construcción de la Elbphilharmonie. Los arquitectos suizos Herzog y de Meuron se harían cargo de la implementación, la obra estaría terminada en 2007 y los costes ascenderían a un máximo de 100 millones de euros.
Hasta aquí no hay nada excepcional. A finales de 2004, sin embargo, Gérard decidió retirarse del desarrollo del proyecto porque la ciudad de Hamburgo quería hacerse cargo por sí misma.
En 2005 se presentó un estudio de viabilidad de la Elbphilharmonie. De los costes previstos (186 millones), 77 millones provendrían del erario público. En 2007, el año en que originalmente se suponía que la Filarmónica del Elba estaría terminada, la ciudad de Hamburgo colocó la primera piedra.
Un proyecto que marca la historia de Hamburgo, por lo bueno y lo malo
Tres años después la ciudad hanseática interpuso una demanda contra la empresa Hochtief, que se encargaba de la ejecución estructural. Se propuso un calendario nuevo y vinculante. Continuaron las disputas entre la ciudad y Hochtief. Los costos generales siguieron aumentando. Debido a este descontrol del gasto, la construcción se detuvo durante un año y medio (entre 2011 a 2013). Después de largas negociaciones, ambas partes llegaron a un acuerdo. Tras esta resolución el entonces alcalde de Hamburgo y hoy canciller federal Olaf Scholz (SPD) situó el coste para los contribuyentes en 789 millones de euros. La Elbphilharmonie fue diez veces más cara de lo previsto originalmente: si se suman las donaciones para la sala de conciertos, los costes rondan los 866 millones de euros.
La obra se completó finalmente tras 3.500 días. Para los que aún no podían creerlo, se proyectó con luz la palabra FERTIG (TERMINADO) sobre la llamativa fachada de vidrio que se extiende a lo largo de 16.000 metros cuadrados. Las llaves se entregaron oficialmente el último día de octubre de 2016. Sin embargo, la sala de conciertos no abrió sus puertas hasta el 11 de enero de 2017.
El edificio cuenta con dos salas de conciertos, una con 2.150 asientos y otra con 550 asientos. La sala principal, que tiene un tamaño de 40.000 metros cúbicos, contiene 10.000 baldosas hechas de yeso altamente comprimido y papel de desecho para distribuir el sonido de manera óptima.
La Elbphilharmonie es más que un edificio para conciertos. También alberga un hotel de lujo de 244 habitaciones, restaurantes, 44 unidades residenciales y zona comercial. Además, el antiguo Kaispeicher ofrece aparcamiento para unos quinientos vehículos.
A pesar del elevado presupuesto y la larga espera muchos están contentos con el resultado, porque la nueva sala de conciertos es única en el mundo e integra tradición y modernidad. La Elbphilharmonie constituye una razón más para planificar un viaje a la espléndida ciudad de Hamburgo.
Juan S. T. Urruzola | Escritor y guía turístico